A simple vista no tenía ningún sentido comprarlo, porque estaba viejo y dañado, y tampoco no tenía ningún atractivo, pero me interesó mucho por su tamaño, por sus líneas rectas y por su sencillez, así que a pesar de todo decidí comprarlo y darle otra vida...
Como podéis ver, darle otro aspecto es muy fácil. Sólo una buena limpieza, decapar y lijar la capa más gruesa del barniz, una capa de imprimación y una de pintura. Las puertas en cambio las forré con papel a rayas blancas y negras, y luego una capa de barniz. También cambié los tiradores por unos de madera que pinté en rojo para darle un toque de color. ¡Y ya no parece el mismo mueble!
Imágenes Mel i Cotó
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